El largo recorrido desde tus pies a mis manos habla por sí solo, descubriendo largos filones de agujas usadas y roídas por el devenir del tiempo que ensombrece el nuevo camino abierto a nuestros pies.
Y no hay nada que hacer, sólo se puede percibir que hay posibilidad de volver a caer, y sólo así, abrir un nuevo filón de preciosas agujas usadas, clavadas a las heridas que las huellas de los pasos dados van dejando en el camino.