28.5.09

Cuando el silencio habla

El silencio termina por contarme las exquisiteces de tu memoria.

Y no así procuro mantener distancia para no salpicarme con el barro de tus dudas porque tus dudas se convierten en mis dudas y eso me hace perder el Norte.





Pasión, desenfreno, desquite polvoriento de sexo fugaz en la noche de nuestro silencio, a la mirada impasible del deseo incontrolado del saber que por fin pude besar tus labios, tocar tu cuerpo.

17.5.09

Cuestión de tiempo



No habrá primera, ni segunda, ni tercera vez...que tus labios secuestren los mios para beber el desaliento de la gravedad que producen las ganas de hacerlo........todo es cuestión de tiempo.....


......sí del tiempo.

10.5.09

Simplicidad


Desde que te marchaste
pocas veces llegas a mi memoria tumbándote
sólo cuando mi nostalgia se resiste a pensarte.

Te noto, me notas, nos caemos al vacío del amor,
Te reto, me retas, nos tenemos mirando la luna, la....

Calla corazón tedioso, tú hoy no tienes palabra
Palabra? Esa que tan cerca tan lejos te deja tumbada.

Te quiero a ti, espantapájaros de mi desaliento, de mi voz...
Huye, pero no te caigas, grita pero no desentones,

Te sigo pero no estás, estás pero yo penumbra,
quiero encontrarte pero caiste lejos de aquí.

Alguna vez, esa pequeña lágrima, la que te siguió
interminablemente te bañe de nostalgia
y juntos podréis recordar tanta vuelta para tan simple camino.

Picture taken by Pablo Cisneros

3.5.09

Retando a Rafaela

No supo que decir, el viaje la había dejado aturdida medio día y tres segundos. Mimí y los suyos recorrieron parte del camino, con la cabeza mirando al suelo y con el miedo acostado en los entresijos de los que no saben qué pasará.

Mimí empezó a recordar aquélla noche de amor y sexo para no dejarse llevar por aquél dolor ensordecedor, del pensar donde se dirigían.

Gerardo acostado frente a ella, quiso revelar lo que aquélla noche suponía.....el fín. Pero no quiso ver, no quiso sentir, no quiso pensar, que la guerra los separaría para siempre.

Mimí lloró, lloró de miedo, al saber que Gerardo se marchaba para no volver; fué entonces cuando camino del campo, semidesnuda, con hambre de 100 dias recordó la última noche en la que ella y Gerardo disfrutaron de su primera y última película en blanco y negro en el cine de su pueblo.

Lo único que la mantenía viva, fué aquél sutil recuerdo de literatura muerta. Porque Gerardo había muerto y ella había sobrevivido a lo peor, a la vida.